PANCHO, EL VESTIDO Y EL YAGUARÓN
La jornada de trabajo comenzó temprano en la mañana, cuando los docentes brindaron un taller intensivo de cine a todos los habitantes de la isla. Allí además de ofrecer herramientas de actuación, se realizó una votación donde quedaron seleccionadas las historias que los propios vecinos propusieron filmar. Luego del almuerzo, comenzaron las intensas seis horas de grabación, de donde salieron tres cortos de nueve minutos de duración: Pancho, El Vestido y El Yaguarón.
Cincuenta y dos actores, entre niños, jóvenes, adultos y ancianos; actuaron en sus escenarios comunes y participaron activamente de todas las instancias de la grabación y ejecución de los cortometrajes.
La elección de las historias tenían como principal intención dejar un documento audiovisual que sea un testimonio de sus propias vidas y de la comunidad.
Pancho cuenta la historia la historia real de un hombre que vivía en la época del leprosario. Perdido por los años y los recuerdos, era el loco manso de la Isla. Cuentan que sufría del maltrato y la desidia de los vecinos y patrones, que lo hacían cargar pesadas bolsas de harina dándole tan solo monedas por su gran esfuerzo. El trabajo duro de Pancho culminó con su muerte, y fue recién allí cuando toda la comunidad se dio cuenta de su valor.
Otra historia real filmada por los vecinos de la Isla del Cerrito es El Vestido. Esta historia cuenta la dura vida que tuvo que llevar Liberata Machuca hace más de 40 años, cuando el dinero era poco y las necesidades muchas. Liberata creció con pocas y valiosas cosas, pero cuando pasan los años se enfrenta con tristeza al uso que sus nietas le dan a sus objetos materiales.
Por último, El Yaguarón muestra el mito más conocido en la Isla, la de ese ser, medio perro y medio pez, que vive en el río y escarmienta a aquellos que no lo cuidan y lo ensucian.
ALTERNATIVA DE EXPRESIÓN ARTÍSTICA COMUNITARIA
El denominado Cine con Vecinos surgió hace más de una década, en la ciudad bonaerense de Saladillo, como una alternativa más de expresión artística comunitaria. Los saladillenses Fabio Junco y Julio Midú egresaron como directores de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (E.N.E.R.C), que depende del INCAA. En su ciudad natal desarrollaron un método de producción de cine de ficción con la participación de los amigos, vecinos y familiares. Consiguieron así que las películas terminaran proyectadas en la pantalla grande del cine del pueblo, recuperando un rito social que se había perdido. Con simples cámaras de video digital consolidaron una prolífica actividad cinematográfica de muy bajo presupuesto. Cada película superaba a la anterior y luego empezaron a ser seleccionadas para numerosos festivales de cine de Argentina y del exterior
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