martes, 27 de marzo de 2012

CIERRA EL CICLO DE CINE RUMANO

 
 
Este miércoles 28 a las 21 hs., en Casa de las Culturas (Marcelo T de Alvear y Mitre), concluye el ciclo que en Pasaporte hemos dedicado a Rumania durante todo el mes de marzo.

Y con qué otra cosa podíamos terminar sino con una muerte, y disculpen el pesimismo, pero no lo podemos ...evitar. Aunque también tenemos nuestras razones. El hecho es que La muerte del señor Lazarescu, la gran peli de Crist Puiu que pensamos proyectar como cierre, es de algún modo la que dio el puntapie inicial a esta grata sorpresa que es el nuevo cine Rumano, o como se quiera llamarlo. Nos la guardamos para lo último un poco para mostrar cómo había nacido todo, y cuán vivo está el cine en Rumania, pese a que sí, al final, como avisa el título, el pobre Lazarescu muere.

Sinopsis

La muerte del señor Lazarescu. Crist Puiu, 153 minutos.

El señor Lazarescu es viudo y vive solo en un apartamento con sus tres gatos. Su hija Bianca se marchó a vivir a Canadá. Una noche, el solitario anciano se siente mal y llama a una ambulancia. Lo llevan a un hospital, y desde allí a otro y a otro más, pero en ninguno pueden atenderlo. Mientras tanto, su estado de salud se va agravando rápidamente. Comedia dramática premiada en Cannes y seleccionada por Rumania como candidata al Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

Contada casi en tiempo real, con las necesarias elipsis de algunos desplazamientos, resulta escalofriante la indiferencia con respecto al sufrimiento del prójimo, esa muerte que se acerca inexorablemente, y que a nadie parece importar. No hay villanos en este film, donde se recogen los comportamientos de unos y otros en largos planos secuencia filmados cámara en mano. Hay tipos humanos reconocibles, y actitudes repudiables pero entendibles. Desde la cabezonería del señor Lazarescu y su afición al alcohol, que pueden hacerse antipáticos, pero que despiertan también la empatía porque le vemos básicamente desvalido, con una hermana en camino que nunca llega, o con una hija que vive en otro continente y no puede ocuparse de él.

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